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martes, 6 de octubre de 2015

A PROPÓSITO DEL CAMINO...; CUESTIÓN DE FE...



                               Y vosotros quien decís que soy yo...?

           ¿Tengo fe?, ¿y qué es la fe?, ¿creo en qué?, no sé si creo o quiero creer;  no sé que parte es producto de mi educación, cual es producto de mi formación y que corresponde a la lógica y a la razón. Si me hago preguntas sobre existencialismo, me acongojo y no encuentro respuestas.  Si utilizo solo razonamientos pragmáticos pienso en el poco sentido que tiene la lucha diaria si todo empieza y termina con la existencia de la vida. ¿ Pero es qué creo que hay algo más después de ella?, no lo sé, no solo es que no sepa si lo hay es que tampoco sé si no lo hay. ¿Quiero creer o puedo elegir no hacerlo?, ¿Es más fácil vivir al margen de cualquier fundamento religioso?, tampoco lo sé;  pero sí sé que no dejo de apelar a algo o a alguien cuando me siento “entre la espada y la pared”;   de alguna manera  agradezco no sé a quién, tal vez a mi suerte, a la naturaleza, a un ser superior…, a Dios (¿?),  el que la vida me trate bien, el que pueda gozar de buena salud, el que tenga mis necesidades y las de mis hijos cubiertas….  Y doy  gracias por todo ello, porque no me merezco más que el que no tiene nada, y el que nada tiene no está pagando una pena ni un castigo, ni se merece menos de lo que yo tengo.
   
       He caminado como "peregrina" en varias ocasiones, pero no lo he hecho por convicciones religiosas;  simplemente me gusta hacerlo;  disfruto con ello; porto a mi espalda lo poco que “podría” necesitar para vivir;  me entusiasmo con el ambiente; con los amigos y compañeros; con intercambiar experiencias;
 con poder acercarme a gente distinta y compartir la mesa, la comida y la “cama”. 

       Me gusta recorrer los campos, los bosques, las aldeas y las ciudades a pie. Entrar y encandilarme con la magnificencia de una iglesia;  deleitarme con la hermosura de la cara de una imagen de la Virgen María u horrorizarme del cuerpo semidesnudo y maltratado del Ecce Homo;  abstraerme con la música de un órgano o de un piano, o empequeñecerme ante la lírica de una soprano. Esas pequeñas “cosas” que tanto me emocionan y me transmiten, y me pregunto: ¿dónde está mi fe?, ¿tengo fe?;  la fe que se le pide al cristiano, esa, no la tengo; la que se le pide al judío tampoco; aún menos, la que se le pide al musulmán; pero no por ello me siento atea. Si la religión es la necesidad del hombre de contactar con el “más allá”, de dar explicación al mundo que nos rodea y a lo que conocemos o no, entonces, quizás, no lo sea;  pero si esas supuestas “explicaciones” del cosmos, del universo y de la vida misma están llena de un conjunto de nomas que en vez de libre te hacen esclavo, y en vez de proporcionarte calidad de vida te llenan de frustraciones…, te piden u exigen conductas contranaturales  imposibles de cumplir..., te hacen infeliz, fundamentalista y miserable..., entonces no soy religiosa;  seré agnóstica...
   …Y me vuelvo a preguntar: ¿esas normas quien las establece?, ¿Dios?, ¿qué Dios?:  ¿Jesús?, ¿Alá?, ¿Eros?, ¿Afrodita?, ¿Isis?,¿Hera?, ¿María?, ¿Magdalena?. ¿Por qué el sexo de Dios tiene que ser masculino?;  ¿o es que a lo largo de los anales de la existencia humana no ha quedado constatado que la representación de la fémina es tan o más imprescindible, tan o más importante que la del hombre?;  ¿quién me “relegó” a mí, como mujer, no como hembra, en la historia y en la religión a la “interpretación” de un papel secundario?;  ¿no soy “yo”, mujer, madre, generadora de vida, la que me “preño”, llevo durante nueve meses en mis entrañas y amamanto a mi hijo?;  ¿por qué se han invertido los “roles” y parece que en todo esto de la “creación” no he intervenido, que nací de la costilla de un hombre?. 
      Habrá que reescribir la historia y darle a la mujer, no a la hembra, el relevante papel que durante siglos se le ha negado, pero que siempre tuvo. Parece que la religión nada más quiso que fuéramos vírgenes, santas o abnegadas esposas; sin pasado, sin penas ni gloria.
     
        Que confuso es todo si reflexiono sobre ello. Mi propia memoria selectiva y mi propio instinto de supervivencia hacen que “filtre”, como buen “colador”, la información que me llega;  porque como ya he constatado otras veces;  “soy tan exigua como un grano de arena”, pero me planteo mi vida lo mejor que puedo y me dejan, aunque contra lo segundo lucho contra  viento y marea. Cada cual que viva conforme a sus creencias o sin ellas, de la mejor manera posible y no queriendo para sus semejantes lo que no querría para él o ella.